miércoles, 8 de septiembre de 2010

18 de julio de 1898: Tercer combate del Manzanillo.

No es una noticia nueva el que las diferentes fuentes sobre un mismo hecho sean divergentes según quién lo cuente. En el caso de combates o batallas, esa divergencia puede llegar incluso a que la historiografía de cada bando se atribuya para sí la victoria en un determinado encuentro. Los que seguro que no ganaron nada fueron los muertos, de uno y otro bando.

En el caso de la efeméride de hoy, la discrepancia no llega a tanto. Llama la atención sin embargo de que en la serie de enfrentamientos navales que tuvo lugar en Manzanillo, Cuba, en el marco de la guerra hispano-estadounidense de 1898, por un lado las fuentes (siempre teniendo en cuenta que por ese término entendemos las distintas webs) españolas se centran evidentemente en el primero de los encuentros, victorioso para sus armas, y por otro lado las estadounidenses califican los dos primeros ataques como meras escaramuzas centrando su atención en el tercer y definitivo combate. Es lógico, en todo caso, que cada uno cuente la historia a su manera.

En nuestro caso, nos centraremos en el tercer combate del Manzanillo, ya que fue el que tuvo lugar el 18 de julio de 1898, pero mencionando sus precedentes. En este puerto cubano se concentraban lo que hoy llamaríamos fuerzas navales sutiles o ligeras, es decir, una serie de cañoneras de poco calado, navíos ligeros escasamente armados. Concretamente los navíos de esta escuadra eran tres lanchas cañoneras, las Centinela (30 tons), Estrella (42 tons) y Guantánamo (42 tons); dos cañoneros, el Delgado Parejo (85 tons) y el Guardián (65 tons), éste último inmovilizado por avería. Un pontón, antiguo vapor de ruedas y el vetusto cañonero Cuba española, armados cada uno con un antiguo cañón de avancarga parrot de 130 mm, completaban las fuerzas navales. Las baterías de costa consistían en tres viejos cañones de 80 y 90 mm.

En todo caso, un bagaje bastante escaso. Ello no impidió que el almirante estadounidense William T. Sampson dispusiese el bloqueo del puerto y la destrucción de la flota allí basada. Para ello, vista la escasa entidad de las fuerzas enemigas, destinó una serie de cruceros auxiliares. El término crucero auxiliar estaba destinado en esta época a un buque de mediano tamaño, posiblemente reconvertido de un uso civil, armado para la ocasión, y que resultaban muy útiles en escenarios coloniales. En todo caso, se trataba de buques de bastante mayor tamaño y armamento mucho más potente que los basados en manzanillo. La escuadra de bloqueo estaría compuesta por el Hist (472 tons); el Hornet (425 tons) y el Wompatuck (462 tons).

La relación de armamento entre las flotas era la siguiente:

Escuadra española: 1 cañón de 57 mm, 3 de 42 mm y 6 de 37 mm. 2 parrot de avancarga (casi inútiles, y las referidas baterías de costa.

Escuadra estadounidense: 2 cañones de 57 mm, 5 de 47 mm, 9 de 37 mm y tres ametralladoras pesadas.

Así, por un lado, la escuadra española era más numerosa, con 6 buques, de los que 5 podían moverse, y dos pontones. en contraposición, los estadounidenses tenían 3 buques, con superioridad en artillería y el más ligero de los cuales ya desplazaba más toneladas que toda la escuadra española.

La serie de combates comenzó cuando el 30 de junio de 1898 la flotilla estadounidense se encontró con la cañonera Centinela fuera del puerto. El Hist y el Hornet se acercaron mientras el Wompatuck mantenía las distancias por su mayor calado. En un combate de corta duración, el buque español fue alcanzado repetidas veces y se vió obligado a embarrancar, aunque sería posteriormente reflotado para los siguientes combates. Los estadounidenses decidieron entonces entrar en el puerto para acabar con los buques allí atracados, pero los cañoneros que podían moverse aprovecharon su menor calado y mayor agilidad mientras los buques inmovilizados sostenían el fuego. A ello se une que la entrada al puerto, compuesta de varios canales entre cayos, hacía previsibles los rumbos de ataque, con lo que la confiada flota estadounidense fue rechazada con, teniendo que ser tomado al remolque el Hornet, inutilizado por un impacto en las máquinas.

Las cosas aún se torcieron más para los estadounidenses. La flotilla iba a ser reforzada por el crucero auxiliar Scorpion (4x47 mm) y el remolcador armado Osceola (2x37 mm), que llegaron a Manzanillo al día siguiente del combate, y siguiendo al pie de la letra las órdenes, penetraron a su vez en el puerto para destruir los buques españoles, repitiéndose la historia y recibiendo el Scorpion 12 impactos directos. La pequeña escuadra de manzanillo estába empezando a resultar un severo inconveniente.

Así que el siguiente ataque fue planeado con algo más de tino, y para asegurar las cosas, la flotilla estadounidense recibió un nuevo refuerzo, los cañoneros Wilmington y Helena. Junto con las anteriores fuerzas, los estadounidenses atacarían esta vez con 6 cruceros auxiliares y un remolcador armado. Se dividió la flota en secciones de manera que se penetrase al mismo tiempo por los tres canales de acceso al puerto e impedir asimismo que la flotilla española escapase.

Así, finalmente, el 18 de julio de 1898, el definitivo ataque estadounidense tuvo lugar a las 7 de la mañana. A lo largo de tres horas el cañoneo fue constante, pero la flotilla española no tuvo ninguna posibilidad. Todos los buques fueron hundidos, sin pérdidas para la flotilla estadounidense. El puerto permanecería sin embargo en manos españolas hasta un posterior ataque conjunto de insurgentes cubanos y buques de bombardeo estadounidenses.

En referencia al duelo de fuentes, manifestar que la versión estadounidense de la Wikipedia incurre en varios a mi entender errores, al variar el número de buques españoles entre uno y otro encuentro, cuando se trataba de una flotilla bloqueada que por lo tanto no recibió refuerzo alguno. Asimismo da una importancia desmedida a la artillería terrestre, ubicando un fuerte y una batería de costa de diez piezas en el puerto, armamento que la plaza al parecer nunca soñó con poseer. Distinto es que la precisión y regularidad del fuego que recibieron les hiciese suponer una mayor fuerza en los defensores, o que resultase inconveniente reconocer que con cinco patrulleras y cuatro cañones oxidados, la flotilla de manzanillo había escaldado en dos ocasiones a fuerzas muy superiores.

Fuentes: Wikipedia

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